Dos años después y un mismo propósito
Mi historia: aprender sin perderme en el camino
Silvia Barajas Novoa
7/6/20253 min read
Hace dos años abrí un blog con más dudas que certezas.
Decía que me iba mal con las oposiciones, que no entendía qué me pasaba, que me esforzaba… pero no llegaba.
Y aún así, en medio de todo eso, escribí que tenía un proyecto en mente.
Un lugar. Una forma diferente de aprender. Un camino que aún no sabía cómo sería.
Solo sabía que quería que existiera.
Y dos años después, ese proyecto es real.
No porque haya encontrado todas las respuestas, sino porque por fin tengo el mapa: un diagnóstico que me ha cambiado la vida, y una mirada nueva hacia mí misma.
Ahora entiendo por qué dolía tanto estudiar. Por qué la motivación se iba. Por qué el sistema me quedaba grande por fuera… y pequeño por dentro.
Pero también entiendo que todo eso no me rompió. Me enseñó.
Hoy sigo siendo la misma Silvia que hace dos años escribía para no rendirse.
Solo que ahora lo hago con raíz.
Porque sigo creyendo que hay niños, adolescentes y adultos que no encajan en el sistema…
pero no porque no valgan, sino porque nadie les enseñó cómo aprender desde su forma de ser.
Y eso es lo que quiero construir con este proyecto:
Un espacio para quienes necesitan aprender distinto.
Sin prisa. Sin culpa. Sin disfraz.
Ese lugar que yo no tuve… pero que ahora puedo ofrecer.
Lo que mi niña interior sabía (aunque aún no tenía forma)
Este proyecto no empezó hace meses. Ni siquiera hace un par de años.
Este proyecto empezó hace mucho tiempo, cuando yo era niña.
Cuando mi yo pequeña —mi Silvia interior— sentía que quería ayudar a los demás, aunque aún no sabía cómo.
Solo sabía que algo no encajaba. Que algo no estaba bien.
Y que algún día… quería cambiarlo.








Me acuerdo mucho de algunos profesores que fueron buenos conmigo, que me cuidaron con su mirada y su paciencia.
Pero, si soy sincera, me acuerdo más de los que no creyeron en mí.
De los que me dijeron que no valía, que no iba a llegar a nada.
Que lo mejor era abandonar el sistema educativo porque claramente no era lo mío.
Y lo creí.
Durante mucho tiempo, lo creí.
Pero también me rebelé.
Y me puse a buscar respuestas.
Para mí. Para quienes se sienten igual.
Para todos los que alguna vez fueron tratados como un error del sistema, en lugar de como una persona con un ritmo distinto.
Este proyecto, Desde la raíz, se lo dedico también a ellos:
A los que no me escucharon. A los que me empujaron fuera.
Porque sin esa herida, no hubiera sentido la urgencia de crear este lugar.
Y no, no me definen los títulos que tengo.
Me define el camino.
Me define la historia de supervivencia que hay detrás de cada paso:
Las veces que me caí. Las veces que pensé que no iba a poder más.
Y cómo, aún así, siempre volví a levantarme.
Siempre resurgí de mis propias cenizas.
Este proyecto es eso:
Una respuesta a una pregunta que me hice de niña.
Una forma concreta de lo que antes era solo una intuición: que no todos tenemos que aprender igual, y que eso no nos hace menos válidos.